El canto de ofertorio, o de
ofrenda como común mente le llaman es un canto de la Asamblea que acompaña este
momento en el que se ofrece el pan y el vino que se convertirán en el Cuerpo y
en la Sangre del Señor.
Es el “canto de
presentación" o "preparación de los dones", también conocido
como las ofrendas u ofertorio. Tiene como misión llevar el sentir de la
asamblea que ofrece el esfuerzo realizado en la jornada o semana que culmina. Debe expresar necesariamente el
ofrecimiento del pan y del vino que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre
del Señor. Debe relacionar la vida como ofrenda que se une a la oblación del
Hijo por amor.
Un error común
es interpretar cualquier canto en el momento del ofertorio pero lo correcto es
entonar un canto que hable sobre la ofrenda, entrega, regalo del hombre hacia a
Dios que entrega el pan y el vino para que sean consagrados como cuerpo y
sangre de Cristo.
No es obligatorio interpretar un
canto en el momento del ofertorio pero si el momento se prolonga es mejor
cantarlo y no dejar un espacio de silencio tan prolongado. En Misas de entre
semana, inmediatamente después de la homilía y a menos que el Sacerdote no
disponga otra cosa se canta.
No es un canto triste aunque sea suave,
que es la entrega o alegría de sabernos hermanos reunidos en torno a Cristo. Puede
ser un himno que prolongue el contenido entregado por Dios en la Palabra o el que
se está viviendo en determinado tiempo litúrgico.
Es importante que en este canto
nos cuidemos de los cantos contradictorios que dicen que no tenemos nada que
dar: Ej. “Nada tengo que ofrecerte”... Etc. ya que ciertamente estamos hacienda
entrega de algo en el altar.
Criterios
Puede cantarlo sólo el coro o un
solista, y en caso de que no haya procesión puede omitirse y colocar sólo
música.
Este canto es procesional y tiene
el sentido de acompañar la presentación de los dones, que representan todo lo
bueno que Dios nos da y que le retornamos enriquecido con nuestro trabajo, por
tanto no debe extenderse más allá del rito al que sirve. Repetimos como hemos
visto en otros post el sacerdote jamás debe esperar al coro. El coro debe estar
atento para terminar los cantos inmediatamente el sacerdote esté preparado para
seguir con el rito que prosigue al canto. Tan pronto el Sacerdote termine de
lavarse las manos, el canto deberá terminar.
No se deben utilizar cantos de
petición, es mejor que seleccionemos cantos con suficientes letras.
Es un canto de presentación, no
de ofertorio, es decir, cantos de entrega de los dones que hemos recibidos y
que llevamos al altar.