Un paso por mi familia




Bajo esta motivadora consigna, la Iglesia Católica dominicana hará mañana otra de sus grandes aportaciones a la sociedad dominicana: pondrá a sus fieles a marchar por todo el país (inclusive hasta por ciudades norteamericanas) para promover el rescate de los valores morales.

Son valores que ya han perdido preeminencia, aplastados por una serie de fenómenos o plagas sociales como el consumo de drogas, el pandillerismo, el afán del enriquecimiento a toda costa y la pérdida del respeto a la persona y a la ley, expresada de múltiples formas.

A consecuencia de este descalabro de valores, la sociedad ha dejado de ser sana y robusta.

Podemos llamarles valores, pero también principios, y se remiten a las mejores normas para la coexistencia civilizada, basada en el amor y la solidaridad hacia el prójimo. Y se apoyan o se fundamentan a la vez en la verdad y en la justicia, y completan su ciclo luminoso en la existencia de una familia unida, solidaria, orientada al bien común.

 Cuando el núcleo familiar se descompone o se desarmoniza, sus secuelas son terribles. Ya las hemos padecido: niños que crecen desorientados, desamparados, descalificados, que abandonan los estudios, que se inclinan por prácticas aberrantes y que desafían a la ley y las normas de respeto a los demás.

 De las desavenencias internas de las parejas provienen los divorcios, los crímenes; del libertinaje que nace de la ruptura de valores como la defensa de la vida y del matrimonio emergen las aberraciones, los desvaríos humanos; y del afán por hacerse ricos se desatan las veleidades, los caprichos y las ambiciones desmedidas que buscan satisfacción a cualquier precio.

 Ante un panorama así, que oscurece las grandes virtudes del pueblo dominicano, la Iglesia Católica nos convoca a todos a dar un paso por la familia mañana, en todo el país, para avanzar y escalar por la senda de una mejor sociedad, una mejor nación.