13 virtudes



Franklin trazó un plan de trece virtudes que desarrolló cuando tenía 20 años y que continuó practicando de una forma u otra por el resto de su vida.

En su autobiografía lista sus trece virtudes que compartimos a continuación, esperando puedan serle útiles a ustedes también:

1.       Templanza: No comas hasta el hastío, nunca bebas hasta la exaltación.
2.       Silencio: Sólo habla lo que pueda beneficiar a otros o a ti mismo, evita las conversaciones insignificantes.
3.       Orden: Que todas tus cosas tengan su sitio, que todos tus asuntos tengan su momento.
4.       Determinación: Resuélvete a realizar lo que deberías hacer, realiza sin fallas lo que resolviste.
5.       Frugalidad: Sólo gasta en lo que traiga un bien para otros o para ti; Ej.: no desperdicies nada.
6.       Diligencia: No pierdas tiempo, ocúpate siempre en algo útil, corta todas las acciones innecesarias.
7.       Sinceridad: No uses engaños que puedan lastimar, piensa inocente y justamente, y, si hablas, habla en concordancia.
8.       Justicia: No lastimes a nadie con injurias u omitiendo entregar los beneficios que son tu deber.
9.       Moderación: Evita los extremos; abstente de injurias por resentimiento tanto como creas que las merecen.
10.    Limpieza: No toleres la falta de limpieza en el cuerpo, vestido o habitación.
11.    Tranquilidad: No te molestes por nimiedades o por accidentes comunes o inevitables.
12.    Castidad: Frecuenta raramente el placer sexual, sólo hazlo por amor, salud o descendencia, nunca por hastío, debilidad o para injuriar la paz o reputación propia o de otra persona.
13.    Humildad: Imita a Jesús y a Sócrates.

Franklin no trataba de trabajar en todas ellas al mismo tiempo. En lugar de esto, él trabajaba en una y sólo una cada semana, “dejando todas las demás a su suerte ordinaria”.

Aunque Franklin no vivió completamente según sus virtudes y, según él mismo admitía, incumplió sus preceptos muchas veces, él creía que el intentarlo lo hizo una mejor persona y contribuyó enormemente a su éxito y felicidad, por lo cual en su autobiografía (La vida privada de Benjamin Franklin), dedicó más páginas a este plan que a cualquier otro punto. Allí escribió: “Yo espero, por lo tanto, que alguno de mis descendientes pueda seguir el ejemplo y cosechar el beneficio”.