En definitiva... a quién seguimos?

Ciertamente la religión es la vía del trabajo en comunidad al que Jesús nos invita. Pero no nos podemos dejar confundir entre seguir a los hombres o seguir a Dios.


Muchas veces en la iglesia nos dejamos llevar por el qué dirán y dejamos de ser auténticos cristianos, nos dejamos llevar otras veces por el “figureo” de estar anta mucha gente, antes de hacer un trabajo para Dios, otras tantas nos dejamos llevar por las pasiones, la necesidad de amistad, de ser reconocidos, de ser querido o necesitado en lugar de centrar todos nuestros esfuerzos en hacer un trabajo para el Señor, y hay algunos que sólo lo hacen por estar fríos con el sacerdote…


Ohh Dios!!! Que faltos de fe estamos.


Con los casos de los escándalos de muchos sacerdotes, de pastores, de monjas y demás que puedan aparecer veo y escucho a tanta gente tambalear en su fe, otros que se condenan cayendo en la murmuración, en el juicio y me pongo a pensar y dónde dejan a Dios y su fe?


Y no encuentro respuesta…


En mi experiencia y testimonio personal, he sido muy atacada muchas veces por defender mi fe, solo tengo una respuesta….


Jesús me manda a comer su cuerpo y sangre (comunión) y hacerlo en su memoria (eucaristía), y me envía a hacer discípulos a las naciones (evangelización).


No sigo hombres… no sigo a NADIE, que no sea Jesucristo. Todos tenemos derecho a manifestar nuestra fe, estamos llamados a vivir en comunidad… pero hay que hacerlo de corazón, no de la boca para afuera, porque del testimonio de vida de nosotros es que muchos conocen al Señor… que quede en sus pensamientos esta pequeña reflexión.


Recuerde que Dios busca adoradores en espíritu y en VERDAD.


El Señor les bendiga